ANT-MAN AND THE WASP: QUANTUMANIA.
Dirigida por: Peyton Reed. Protagonizada por: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Jonathan Majors. Género: Acción. Aventura. Comedia. Clasificación: PG-13 — 2.5 de 5 Estrellas. Ya en Cines.
“Scott Lang, Hope Van Dyne, y el resto de la familia Pym, son enviados al Quantum Realm. De ahí deben escapar, no sin antes librarse de Kang, el conquistador”.
Todo parece estar mejor que nunca para Scott Lang. Salvó al mundo junto con los Avengers, y es amado y querido por toda su comunidad. Ya hasta escribió un libro al respecto, uno que parece enfilarse a ser un “best seller”. Pero cuando Cassie, su hija, experimenta con tecnología peligrosa, algo sale mal y toda la familia, incluyendo a los Pym, son arrastrados hasta el Quantum Realm. Ahí descubren los secretos de Janet Van Dyne, de cuando estuvo atrapada en aquel lugar por más de treinta años. Secretos que hacen que su presencia en ese espacio sea un peligro para la existencia del multiverso. Entonces, Ant-Man y The Wasp deben de ingeniárselas para, no solo escapar de aquel lugar, pero también eliminar la amenaza que pone en riesgo su existencia.
De entrada, y para comenzar con lo bueno, esta cinta trae toda la vibra y energía de ese Marvel original. El Marvel de la primera etapa. Y a como ya nos tienen acostumbrados, manejan una combinación de géneros que saben mezclar muy bien. La comedia y la acción son el pan de cada día para el estudio de cómics, y aquí no nos decepcionan. Los efectos visuales también están bastante decentes, pues logran que viajemos hacia el Quantum Realm y experimentemos toda su grandeza.
Ant-Man y The Wasp son los mismos de siempre, entonces ahí no hay falla. Quizá Paul Rudd esté un poco más exagerado de lo normal en su interpretación, pero su gracia y carisma siguen siendo pieza fundamental para que esto no afecte la experiencia de verlo en pantalla. Lo nuevo, y lo que creo es lo mejor de esta producción, es el villano. Kang, interpretado por Jonathan Majors. Su presencia se siente, y logra hacer que lo que está en juego sea un verdadero reto.
El problema viene de origen: el guion. Aquí los escritores no supieron solucionar algunas cosas importantes, y recurrieron a lo que en la industria se le conoce como “lazy writing”. Esto quiere decir que se fueron por el camino fácil, donde las soluciones a los problemas de nuestros personajes caen del cielo, y no son ellos los que logran encontrar la salida. Aquí todo les pasa por casualidad, y de manera que, por “suerte” resulta en su beneficio. Eso les quita mucho mérito a nuestros héroes.
Además, la actuación de algunos personajes está fuera de tono. Michael Douglas, por ejemplo. Me pareció muy sobreactuado, leyendo líneas mal escritas y muy clichés. Lo mismo sucede con Michelle Pfeiffer y Kathryn Newton. Sus personajes se sienten forzados, y no logran empatizar del todo con el espectador.
Y lo que más me costó entender fue ver a Kang, que, aunque está muy bien interpretado, falla en el sentido de que no se sabe en realidad cuál es su verdadero potencial. Le explico: un minuto tiene el poder de un dios, muy al estilo Mr. Manhattan, en Watchmen, y segundos después, durante lo más crucial de la batalla, recurre a boxear, muy al estilo Creed 2. Eso no hace sentido, y le quita lo poco de seriedad que se ganó en el comienzo.
Al final, esta cinta es una buena excusa para ir al cine a comer palomitas. No suma, pero tampoco resta.