CUANDO SEA JOVEN
Dirigida por: Raúl Martínez Protagonizada por: Natalia Dupeyrón, Verónica Castro, Michael Ronda. Género: Comedia Clasificación: PG 4/5 Estrellas.
Esta fue la sorpresa del año.
La premisa, aunque ya la hemos visto antes, es lo suficientemente fresca como para que no te recuerde a nada más, y sobresalga por entre las otras del estilo.
La dirección es de primer nivel: Las tomas, el lenguaje, los encuadres, todo funciona y funciona perfectamente bien. Uno se da cuenta que el director tiene talento cuando sabe contarnos la historia a través de movimientos que se adaptan al guión y refuerzan los diálogos y situaciones, y no permite que todo recaiga en el actor. Este es el caso.
La música es estupenda, y le va a la vibra como pantufla de viejito (esto quiere decir muy bien). Esta, junto con la atmósfera creada por el fotógrafo, nos invaden los sentidos y transportan a una época del cine dorado, sin dejar de parecer cine actual. ¿Si me expliqué?
La cinematografía, como ya lo mencioné, es de otro nivel. Nada que ver con lo que nos receta el cine mexicano a diario. Aquí hay tonos y texturas, luces y colores que nos envuelven armónicamente en su magia.
Las actuaciones son hermosas. De entrada, Veronica Castro ilumina la pantalla y nos regala momentos muy suyos que nos traen buenos recuerdos. Natalia Dupeyrón está fantástica, tanto que, en todo momento pareciera que estás viendo a una Verónica joven, con todo y sus ademanes, tonos y estilo. El flaco Ibáñez también lo hace genial, y nos divierte con un humor muy a su estilo. Es más, con decir que Eduardo Santamarina, con todo y que no sale mucho, deja su huella bien marcada en la historia. Aquí todo funciona.
Y lo más importante: el guión. Aunque está basada en una historia extranjera, es evidente que los guionistas hicieron su tarea y tomaron la idea para mejorarla y adaptarla con pluma fuente. Aquí no existe un villano, o estamos contra reloj, pero no nos hace falta. Nos atrapan desde un inicio y nos deleitan, escena tras escena, con una línea de tiempo que nos hace sentir, con lágrimas y carcajadas, que fuimos testigos de una historia que se quedará con nosotros por un buen tiempo. Si tuviera qué señalar algún error, sería que nunca nos explican el por qué sucedió todo. Pero la película es tan bonita que, aunque le falta ese detalle no tan pequeño, no nos hace falta.
Este es el tipo de película que me hace sentir que no todo está perdido en el cine contado por mexicanos.
¡YEAH!