¿ENCONTRÓ LO QUE BUSCABA?
Dirigida por: Yibran Asuad. Protagonizada por: Álvaro Guerrero, Andrea Chaparro y Eduardo Minett. Género: Comedia. Drama. Clasificación: PG — 2.5 de 5 Estrellas. En Netflix
“Un locutor retirado necesita ahorrar para asistir a la fiesta de navidad de su antigua estación y reencontrarse con el amor de su vida”.
En sus buenos tiempos, Enrique fue un reconocido locutor de un programa de radio en donde el elemento principal era la música de Rock and Rol. Ahí conoció a Irma La Bomba Pimentel, con quien compartió espacio al aire por muchos años y se convirtió en el amor de su vida. Ahora que Enrique vive en un pueblo lejano a la capital, se ve obligado a trabajar como cerillo de un super mercado para conseguir dinero y poder viajar de regreso a la ciudad para asistir a la fiesta de navidad de su antigua estación y, así, volver a ver a la mujer de sus sueños. Para esto busca la ayuda de Picho, un joven ingenuo que se cree todas las ocurrencias y engaños de Enrique, con la esperanza de que el viejo roquero le ayude a conquistar a la cajera del supermercado de la que está perdidamente enamorado.
La primera escena es una secuencia en La Jarocha, una peluquería de pueblo en donde nos deleitan con un duelo improvisado entre actores veteranos de la comedia mexicana. Sentados en una mesa redonda y sirviéndose unas cubas, estos personajes nos transportan a los tiempos aquellos del cine nacional cuando reinaba la comedia picaresca. Y aunque esta escena nos hace pasar un buen momento ‑es de lo mejor que nos ofrecen en la hora y media— resulta que no tiene mucho que ver con la historia. De hecho, muchas de las escenas que vienen después no tienen relación alguna con su destino final. Y ese es su mayor problema.
En cuanto a lo visual, de pronto hay escenas que están muy bien producidas, y uno pensaría que lo técnico ya lo tienen resuelto. Pero luego cambiamos de escena y la imagen se cae, y pareciera que estamos viendo un video home de bajo presupuesto. No sigue un patrón de calidad, y esto le afecta mucho. Con la luz (cinematografía) pasa lo mismo. De pronto vemos imágenes que se ven de lujo, pero luego nos desencantan con algo que parece sacado del cine de ficheras. Muy mal.
Las actuaciones no son nada memorables. Claro, esto tiene mucho que ver con el guion, pues a los actores no les dieron nada sustancioso con qué trabajar, y eso es bastante evidente. La que sí me sorprendió, y apostaría a que tiene un gran futuro por delante, es Andrea Chaparro. La chica trae carisma, talento y mucha presencia. De mi se acuerda, su nombre será recordado.
La dirección trae ondita. Aquí el realizador parece tener bien claro cómo quiere contar la historia, independientemente de si tiene o no las herramientas para hacerlo. El problema es que, cuando no hay un buen relato, el talento visual está de sobra.
En cuanto al guion, este es un trabajo que no trae estructura. No trae una línea que vaya de inicio a fin. Más bien parece un pegoteo de pequeños sketches que no desembocan en nada interesante. Fuera de una o dos escenas en donde profundizan un poco más en la psicología del personaje, en su mayoría el contenido es pura paja. Esto provoca que no empaticemos con nuestro protagonista hasta casi al final, cuando ya no nos interesa saber lo que le depara el destino.
Entiendo lo que quiso hacer el director: contar una historia nostálgica que nos recuerde a los años de oro del rock en español, todo a través de un personaje que se quedó atrapado en su pasado y que busca adaptarse a un mundo al que ya no pertenece. Contrastarlo con dos jóvenes que tampoco encuentran su lugar en la vida, y que están encerrados en su pequeño espacio. Todo esto mediante el más superficial y básico lenguaje del enamoramiento. Y hubiera tenido éxito si hubiese filmado un guion bien estructurado y con personajes sólidos. Ese, para su desgracia, no es el caso.