INFELICES PARA SIEMPRE
Dirigida por: Noé Santillán-López Protagonizada por: Consuelo Duval y Adrián Uribe. Género: Comedia. Romance. Clasificación: PG-13 — 3.5 de 5 Estrellas. Ya en Cines.
“Una pareja de cuarentones vive el mismo día una y otra vez, mientras celebran su aniversario de bodas”.
Para mí fue una sorpresa muy agradable. La verdad es que, por el trailer, no se me antojaba mucho. Pensé que iba a ver más de lo mismo a lo que nos tiene acostumbrados el cine mexicano. Pero, por fortuna, nada qué ver.
Lo primero que hay qué reconocerle a esta producción es que toma un tema que ya hemos visto antes (Groundhog Day, con Bill Murray), pero aquí logran hacerlo suyo. Osea que es lo mismo pero diferente. Y esa, queridos lectores, es la regla número uno de Hollywood. "Same but different". Sí. Aquí los escritores toman esta premisa interesante y la adaptan a una situación construida meticulosamente para adaptarse a esta pareja que, por cierto, traen una química que pareciera fue mezclada en laboratorio.
El guión tiene situaciones interesantes, y escenas que te sacan un par de carcajadas. También tiene la habilidad de ponerte romántico, y de hacerte sentir contento. Eso le suma muchos puntos. Tiene sus detalles, claro. Pero nada que no pueda uno pasar por alto. Quizás será que a los guionistas les hace falta un poco de experiencia. Quizás.
Hablando de la dirección, la fotografía, y los efectos visuales (sí, tiene efectos visuales) estos siguen sin estar a la altura del promedio en la industria. La imagen se sigue viendo de película mexicana cuando, a estas alturas, eso ya no debería de suceder. No sé a qué se deba, si es la manera en que el fotógrafo hace la corrección de color, o la forma en que acomodó sus luces a la hora de filmar, pero la imagen se sigue viendo rara. Antes se culpaba a los químicos que se utilizaban para revelar la película, pero, eso ya no aplica, pues hoy todo es digital. Algún día resolveremos el misterio.
Y ya que ando mencionando las faltas, la edición también tiene sus detalles. En un par de ocasiones siento que, inclusive, afecta el ritmo de los actores.
Pero esos detalles pueden pasar desapercibidos una vez que te acomodas y te sumerges en la historia. Eso pasa al rededor de la mitad de la película. De pronto, y sin darte cuenta, ya estás inmerso en la línea de tiempo, y sientes una empatía predominante para con los protagonistas. Consuelo Duval y Adrián Uribe no son los mismos de siempre. Aquí se despegan de sus clichés y nos regalan su mejor versión. Aquí ambos demuestran que tienen el talento y la personalidad que se requiere para una buena comedia. Son talento nato, solo hay qué darles un buen papel.
Al final de cuentas esta es una película que divierte y, por qué no, también te enamora.