LA CAÍDA
Dirigida por: Lucía Puenzo. Protagonizada por: Karla Souza, Hernán Mendoza, y Déja Ebergenyi. Género: Drama. Deporte Clasificación: R — 4 de 5 Estrellas. Plataforma: Amazon Prime
“Mariel, una joven clavadista profesional, revive el acoso del que fue víctima por parte de su entrenador, ahora a través de la nueva chica en el equipo”.
Inicia un debate muy fuerte y, a su vez, uno muy necesario.
La producción trae una calidad que normalmente no la vemos en una cinta mexicana. Lo digo porque aquí sí se nota que le echaron cabeza y construyeron una película con todos los elementos, sin dejar ni uno fuera.
El guión está labrado a la perfección, con una estructura muy al estilo Hollywood, pero a la vez original y distinguible. Construye una historia sólida, que presenta adecuadamente a los personajes y sus conflictos, y que, a un ritmo adecuado, nos va envolviendo en sus problemas y, para cuando nos damos cuenta, ya estamos metidos también. El desarrollo y arco de cada uno de ellos es excepcional. Y los acontecimientos, a como los va presentando, son de alto impacto.
La factura está a nivel de la obra escrita. La fotografía y escenarios nos transportan a la época, y nos hacen sentir que nunca pasó el tiempo. El lenguaje cinematográfico es perfecto para esta historia, y nos presenta con imágenes que por si solas nos dicen mucho. No me sorprendería ver a Lucía Puenzo, directora, trabajando para los grandes estudios más pronto que tarde. Tiene talento y no creo que la vayan a desaprovechar.
Pero lo que más me sorprendió de todo fueron las actuaciones. De entrada, vemos a una Karla Souza muy distinta a lo que nos tiene acostumbrados. Sus papeles de comedia —que son muy buenos— quedan atrás y nos muestra un nivel histriónico como pocos, capaz de interpretar y contagiar sentimientos y emociones desde la pantalla.
Y Hernán Mendoza no se queda atrás. Lo hace ver fácil, cuando no cualquiera puede alcanzar esa manipulación de sensaciones en cada escena. Su participación me pareció espectacular.
Al final, esta es una cinta que supo reunir al talento adecuado para terminar con una obra fabulosa, que toca temas sensibles y perturbadores, pero que también propone una salida al conflicto. Es una manera genial de mandar el mensaje.